Todo parecía estar bien en nuestra vida hasta que un día desperté y me di cuenta que ya no amaba a la persona que tenía a mi lado…
Todo en mí cambió, ya no podía mirarle de la misma manera. Aunque no tenía otra persona, yo sabía que mi amor por él había terminado.
Le quería pero no era amor sino costumbre, los dos sentimientos se parecen mucho, pero no son lo mismo.
Le quería pero no era amor sino costumbre, los dos sentimientos se parecen mucho, pero no son lo mismo.
Su presencia ya no me llenaba de ilusión, me cansaba su mal humor, no había forma de que nuestra vida de pareja fuese normal, nunca hablábamos, nunca estuvo a mi lado para platicar, y me di cuenta que no podía hablar de nada con él, que no era mi amigo, que todas las cosas que me afectaban sólo se los podía contar a personas ajenas pero nunca a mi pareja, pues no supo escuchar, no supo de mis inquietudes, además nunca estuvo a nuestro lado.
Me di cuenta que yo sólo estaba en mi propio hogar para cocinar y hacer las labores de una dueña de casa.
Pero yo quería mucho más, tenia sueños, ilusiones, .. … pero apenas le decía lo que deseaba, total… ¿para qué?
Pero yo quería mucho más, tenia sueños, ilusiones, .. … pero apenas le decía lo que deseaba, total… ¿para qué?
Así me fui anulando como persona, ya no salía, mi hija sólo veía a una madre triste, a la hora de comer sólo había silencio, todos callados, mi hija aunque pequeñita todo percibía, sufría… Y fue entonces cuando me di cuenta que aunque me doliese debía tomar una decisión que no era fácil…
Un día le dije que quería que se fuera de casa (en definitiva, por que siempre emprendía la huida) . Ya comprenderán todo el lío que se armó: insultos, groserías, que yo tenía otro hombre, etc. Y no era así, no había nadie, estaba tan cansada que no quería saber nada de nadie.
Pasó en un abrir y cerrar de ojos, se volvió a marchar, evadir los problemas y pasó lo que debía pasar: nos separamos.
Me costó mucho salir adelante con mi hija, no me ayudó en nada, su familia se alejó de mí.
Me costó mucho salir adelante con mi hija, no me ayudó en nada, su familia se alejó de mí.
Yo tenía un trabajo sencillo pero ganaba suficiente para mi hija y para mí, no quería saber nada de él, y a pesar de quererle aún, no quería verlo más… Era como un luto que debía llevar y así lo asumí.
Hoy mirando atrás veo que vivía en la más completa soledad, me alejó de mi familia, de mis amigos e infancia… de todo. Pero salí adelante y hoy puedo darle gracias a Dios por haber tomado ese camino que no fue nada fácil pero que fue el mejor. Hoy me acuesto tranquila, soy más feliz, saco a mi hija más a menudo, le veo reír y eso vale todo el oro del mundo para mí.
No me arrepiento de nada aunque aún me encuentre sola, y así lo quiero por ahora, puedo dar gracias a Dios de estar donde estoy: sola con mi hija y saliendo adelante.
Prefiero que mi hija me vea sola y feliz que junto a su padre pero con todos amargados pues él tampoco era feliz conmigo.
Me duele, pero ya lo acepté, no sé quien falló, para ser justa pienso que los dos. Era un hombre muy difícil, muy complicado describirlo.
Me duele, pero ya lo acepté, no sé quien falló, para ser justa pienso que los dos. Era un hombre muy difícil, muy complicado describirlo.
Esta historia se las cuento a modo de ejemplo, para que sepan que todas podemos salir adelante y que es más fácil ser feliz sola que estar en compañía y ser la persona más triste de la tierra.
Después, vinieron otros problemas, que gracias a dios se han resuleto, como lo de la pensión de mi hija, que le llegaba la notificación y se renunciaba a su trabajo, o sea desconociendo totalmente a su pequeña y lo comprendo pues nunca nunca, tomo el lugar de un padre.